COMPOSITION EN LANGUE ESPAGNOLE 2000

CONCOURS GÉNÉRAL DES LYCÉES – SESSION DE 2000

(Classes terminales ES, L et S)

Durée: 5 heures

L’usage du dictionnaire est interdit.

1. Comente usted el texto siguiente de Octavio PAZ.

2. Traduisez en français à partir de « Penosamente, a rastras … » jusqu’à « … ya es hora. ».

Me tiendo en la cama pero no puedo dormir. Mis ojos giran en el centro de un cuarto negro, en donde todo duerme con ese dormir final y desamparado con que duermen los objetos cuyos dueños se han muerto o se han ido de pronto y para siempre, sueño obtuso de objeto entregado a su propia pesadez inanimada, sin calor de mano que lo acaricie o lo pula, sin presión de pulso que interrumpa su bruto dormir a pierna suelta o, más exactamente, a pierna muerta, arrancada de un tronco todavía vivo que se retuerce mientras ella ronca, ahita de silencio y de reposo, materia satisfecha y anestesiada por su propia satisfacción, mineralizada por la ausencia del cuerpo que la obligaba a vivir y condolerse. Mis ojos palpan inútilmente el ropero, la silla, la mesa, objetos que me deben la vida pero que se niegan a reconocerme y compartir conmigo estas horas. Me quedo quieto en medio de la gran explanada egipcia. Pirámides y conos de sombra me fingen una inmortalidad de momia. Nunca podré levantarme. Nunca será otro día. Estoy muerto. Estoy vivo. No estoy aquí. Nunca me he movido de este lecho(1). Jamás podré levantarme. Soy una plaza donde embisto capas ilusorias que me tienden toreros enlutados. Don Tancredo(2) se yergue en el centro, relámpago de yeso(3). Lo ataco, mas cuando estoy a punto de derribarlo siempre hay alguien que llega al quite(4). Embisto de nuevo, bajo la rechifla(5) de mis labios inmensos, que ocupan todos los tendidos(6). Ah, nunca acabo de matar al toro, nunca acabo de ser arrastrado por esas mulas tristes que dan vueltas y vueltas al ruedo, bajo el ala fría de ese silbido que decapita la tarde como una navaja inexorable. Me incorporo: apenas es la una. Me estiro, mis pies salen de mi cuarto, mi cabeza horada(7) las paredes. Me extiendo por lo inmenso como las raíces de un árbol sagrado, como la música, como el mar. La noche se llena de patas, dientes, garras, ventosas. ¿Cómo defender este cuerpo demasiado grande?

¿Qué harán, a kilómetros de distancia, los dedos de mis pies, los de mis manos, mis orejas? Me encojo(8) lentamente. Cruje la cama, cruje mi esqueleto, rechinan(9) los goznes(10) del mundo. Muros, excavaciones, marchas forzadas sobre la inmensidad de un espejo, velas nocturnas, altos y jadeos a la orilla de un pozo cegado. Zumba el enjambre(11) de engendros(12). Copulan coplas cojas. ¡Tambores en mi vientre y un rumor apagado de caballos que se hunden en la arena de mi pecho! Me repliego. Entro en mí por mi oreja izquierda. Mis pasos retumban en el abandono de mi cráneo, alumbrado sólo por una constelación granate. Recorro a tientas el enorme salón desmantelado. Puertas tapiadas, ventanas ciegas. Penosamente, a rastras, salgo por mi oreja derecha a la luz engañosa de las cuatro y media de la mañana. Oigo los pasos quedos de la madrugada que se insinúa por las rendijas, muchacha flaca y perversa que arroja una carta llena de insidias y calumnias. Las cuatro y treinta, las cuatro y treinta, las cuatro y treinta. El día se me echa encima con su sentencia: habrá que levantarse y afrontar el trabajo diario, los saludos matinales, las sonrisas torcidas, los amores en lechos de agujas, las penas y las diversiones que dejan cicatrices imborrables. Y todo sin haber reposado un instante, pues ahora que estoy muerto de sueño y cierro los ojos pesadamente, el reloj me llama: son las ocho, ya es hora.

Octavio PAZ, Libertad bajo palabra, Letras mexicanas, Fondo de cultura económica.

(1) El lecho: la cama.
(2) Don Tancredo: héros de la Jérusalem délivrée du Tasse, qui incarne l’esprit chevaleresque.
(3) El yeso: le plâtre.
(4) Llega al quite: exécuter un « quite »: écarter le taureau de son adversaire.
(5) La rechifla: le sifflement prolongé, mais aussi les huées.
(6) Los tendidos: les gradins.
(7) Horadar: perforer.
(8) Encoger: rétrécir.
(9) Rechinar: grincer.
(10) Los goznes: les gonds.
(11) El enjambre: l’essaim.
(12) Engendros: élucubrations.



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